Missão no Mexico /

Instituto Jesus Maria José

Id mis hijas sed fieles y observantes a Dios nuestro Señor y Él será con vosotras.

Beata Rita Amada de Jesús

Al enviar las hermanas a Brasil madre Rita les confirma la presencia de Dios en su misión y les invita a la fidelidad y observancia; esta labor de amor de recorrer el mundo entero para salvar almas, para mostrarles el amor de Dios y sus caminos de verdad y vida; ahora siguiendo los mismos pasos están presentes nuestras hermanas Jesús María José en México con la misión del cuidado de un internado en la ciudad de Autlán de Navarro.

La presencia de una hermana Portuguesa, una Boliviana y una Brasileña que hacen presente este carisma en medio de las necesidades de este pueblo, que nos hace renovar nuevamente la misión que la Beata Rita empezó.

La obra en que se encuentran las hermanas fue fundada por un sacerdote diocesano y por él cual lleva su nombre la casa “San Isidro”. Ahora es parte de nuestro carisma en el cuidado de los niños que están en situación de riesgo, de la edad de cero a 18 años.

La casa es mantenida con la ayuda y apoyo de bienhechores que juntamente con el trabajo de las hermanas; se busca darles a los niños una formación integral con los cuidados físicos, humanos y espirituales haciéndoles crecer en la dignidad de hijos de Dios y tan amados de nuestra fundadora beata Rita Amada de Jesús.

Las Hermanas colaboran también con la Pastoral Juvenil y Vocacional en toda la diócesis, junto con los jóvenes en los grupos, en la convivencia y apoyo espiritual en el crecimiento de la fe; en la Pastoral Vocacional motivando a los jóvenes en el discernimiento de su vida y vocación; participando y motivando el pre-vida, jornadas, encuentros de oración por la unidad de la familia.

En México está presente la devoción a la virgen de Guadalupe, a la cual se le festeja el 12 de diciembre y es patrona de toda América Latina; cuenta la historia que en el año de 1531, a los pocos días del mes de diciembre. Había en México un indígena llamado Juan Diego él iba caminando, cuando al pasar por un cerro llamado Tepeyac escuchó que lo llamaban: "Juanito, Juan Dieguito". Este subió a la cumbre del cerro y cuando llegó, mucho se admiró de una mujer vestida de sol, que lo llamó para que fuera cerca de ella y le descubrió su voluntad. “Sabe Juan Diego que yo soy la siempre Virgen Santa María, Madre del verdadero Dios por quien se vive. Mucho quiero que se me construya una casita para mostrar a mi hijo y para darlo a todos los hombres que me invoquen. Porque yo en verdad soy vuestra Madre compasiva. Para cumplir mi deseo ve al palacio del obispo de México y dile cómo yo personalmente, yo que soy la madre de Dios te envío".

Juan Diego fue directo al palacio del obispo, a presentarse con Don Fray Juan de Zumárraga, pero aunque éste lo recibió, no creyó en su palabra y le mandó que volviera al día siguiente.

El domingo, después de oír Misa, fue nuevamente Juan Diego al palacio del Obispo. En este segundo encuentro muchas cosas le preguntó y para estar seguro de que se trataba de la madre de Dios, le pidió una señal.

Juan Diego le dio la respuesta del obispo a la virgen, quien le mandó volver al día siguiente. Pero el lunes ya no pudo regresar, porque encontró en su casa que su tío Juan Bernardino estaba muy enfermo, para morir. Se quedó todo el día con él y el día martes 12 de diciembre, cuando todavía era de noche, salió Juan Diego a México, a buscar un sacerdote que preparara a su tío para la muerte. Cuando estaba cerca del cerro pensó: "Si voy por el mismo camino la Madre de Dios me detendrá para que lleve su señal. Que primero nos deje nuestro dolor, nuestra aflicción". Y dio la vuelta por el otro lado del cerro. Pero la virgen María que a todas partes está mirando salió a su encuentro y le dijo:"Juanito, el más pequeño de mis hijos, ¿a dónde vas?”

"Mi niña, mi jovencita, voy a México a buscar un sacerdote para un siervo tuyo, tío mío, que está muy grave. Ten un poquito de paciencia conmigo que luego volveré por la señal", respondió Juan Diego.

"Escucha Juan Diego, ponlo en tu corazón. ¿No estoy aquí yo que soy tu Madre? ¿No estás bajo mi sombra y resguardo? ¿No soy yo la fuente de tu alegría? ¿No estás en el hueco de mi manto, en el cruce de mis brazos? ¿Tienes necesidad de alguna otra cosa? Sabe que tu tío ya está bien, ya está curado. Ahora es muy necesario que subas a la cumbre del cerro. Allí encontrarás flores. Córtalas y tráelas a mi presencia.

Juan Diego sabía que no se daban flores en esa época del año, pero subió sin dudar y cuando llegó se encontró en el paraíso. Cortó las flores, las guardó en su manto y bajó al encuentro de la Virgen. Ella las tomó con sus santas manos y le dijo: "Estas flores son la señal que llevarás al señor obispo. Dile que vea en ellas mi deseo, para que construya mi templo. Y sabe que mucho te voy a glorificar por tu trabajo y por tu cansancio. Y en ti que eres mi mensajero está puesta mi confianza".

Cuando Juan Diego llegó al palacio del obispo, después de mucho esperar logró verlo. Primero le contó todo lo que había visto y oído, y cuando terminó su relato le dijo: "Aquí tienes las flores, hazme el favor de recibirlas".

Juan Diego comenzó a abrir su manto y a sacar las flores. Allí mismo comenzó a ver que la imagen de la santísima virgen de Guadalupe se había quedado grabada en su manto. Ella se había estampado en la tilma de Juan Diego en la misma forma y figura en que está hoy en su casita de México.

Esta es la Historia de la Virgen de Guadalupe la cual es nuestra protectora y intercesora junto al pueblo Mexicano y toda la América Latina.

Como rezamos al final de las celebraciones la bendición así también les invitamos a rezar: “Dulce madre no te alejes, tu vista de nosotros no apartes, ven con nosotros a todas partes y solos nunca nos dejes. Ya que nos proteges tanto como verdadera Madre, haz que nos bendiga el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Amén.”

 

Ide minhas Filhas sede fieis e observantes a Deus nosso Senhor e Ele será com vocês.

Beata Rita Amada de Jesús

Ao enviar as Irmãs para o Brasil a Beata Rita confirma a presença de Deus na sua missão e convida a fidelidade e observância; este trabalho de amor para percorrer o mundo para salvar almas, para mostrar o amor de Deus e seus caminhos de verdade e vida.

Nova Fundação do Instituto Jesus Maria Jose em México com a missão do cuidado de um internado com crinaças em situação de risco na cidade de Autlán de Navarro.

A presença de uma Irmã Portuguesa, uma Boliviana e uma Brasileira fazem presente este carisma no meio das necessidades de este povo, e nos faz renovar novamente a missão que a Beata Rita começou.

A obra que se encontram as Irmãs foi fundado por um sacerdote diocesano o qual leva o seu nome a casa “San Isidro”. Agora é parte do nosso carisma no cuidado das crianças que estão em situação de risco, da idade de zero a 18 anos.

A casa é mantida com a ajuda de e apoio de benfeitores que juntamente com o trabalho das Irmãs se busca dar a lãs crianças uma formação integral com os cuidados físicos, humanos e espirituais fazendo-os crescer na dignidade de filhos de Deus e amados de nossa fundadora Beata Rita Amada de Jesus.

As Irmãs colaboram também com a Pastoral Juvenil e Vocacional em toda a diocese, junto aos jovens nos grupos, na convivência e apoio espiritual no crescimento da fé; na Pastoral Vocacional motivando aos jovens no dicernimento de sua vida e vocação; participando e motivando os encontros de pré- vida, jornadas, oração pela união da família.

Em México está presente a devoção a Virgem de Guadalupe, a qual se festeja no dia 12 de dezembro e é padroeira de toda América Latina, conta a historia que no ano de 1531, aos poucos dias do mês de dezembro. Havia em México um indígena chamado Juan Diego ele ia caminhando, quando ao passar por um cerro “Tepeyac” escutou uma voz que o chamava: “Juanito, Juan Dieguito”. Ele subiu ao cume do cerro e quando chegou muito se admirou de uma mulher vestida de sol, que o chamou para que fosse perto dela e descobriu sua vontade. “Sabe Juan Diego que eu sou a sempre Virgem Santa Maria, Mãe do verdadeiro Deus por quem se vive. Muito quero que se construa uma casa para mostrar a meu filho e para dá-lo a todos os homens que me invoquem. Porque eu em verdade sou vossa Mãe compassiva. Para cumprir meu desejo vai ao palácio do bispo de México e diz que eu pessoalmente, eu que sou a Mãe de Deus te envio”.

Juan Diego foi direto ao palácio do bispo, apresentar se com o Bispo Frei Juan de Zumárraga, mesmo que o recebeu não acreditou na sua palavra e mandou que voltara no dia seguinte.

No domingo, depois de escutar missa, foi novamente Juan Diego ao palácio do bispo. Neste segundo encontro muita coisa perguntou e para estar seguro de que se tratava da Mãe de Deus pediu um sinal.

Juan Diego deu a resposta do bispo a Virgem, quem o mandou voltar no dia seguinte. Mas na segunda-feira não pode regressar, porque encontrou na sua casa o tio Juan Bernardino que estava muito enfermo, para morrer. Ficou todo o dia com ele e na terça-feira 12 de dezembro, quando ainda era de madrugada saiu Juan Diego a México para buscar um sacerdote que preparara seu tio para a morte. Quando estava perto do cerro pensou: “Se vou pelo mesmo caminho a Mãe de Deus me deterá para que leve seu sinal. Que primeiro nos deixe nossa dor, nossa aflição”. E deu a volta pelo outro lado do cerro. Mas a virgem Maria que a todas partes está mirando saiu a seu encontro e disse: “Juanito, o mais pequeno dos meus filhos, onde vai?”

Respondeu Juan Diego: “Minha menina, minha jovenzinha, vou a México a buscar um sacerdote para um servo teu, meu tio, que está muito grave. Tem um pouco de paciência comigo que logo voltarei pelo sinal”.

“Escuta Juan Diego, coloca no teu coração. Não estou aqui eu que sou tua Mãe? Não está bajo minha sombra e guarda? Não sou a fonte de tua alegria? Não estás no oco de meu manto, no cruzar dos meus braços? Tem necessidade de alguma outra coisa? Sabe que o teu tio já está bem, já está curado. Agora é muito necessário que subas a cima do cerro. Ali encontrarás flores. Corte-las e trazê-las na minha presença”.

Juan Diego sabia que não davam flores nesta época do ano, (inverno aqui em México) mas subiu sem duvidar e quando chegou lá se encontrou em um paraíso. Corto as flores, guardo no seu manto e desceu ao encontro da Virgem. Ela lãs tomo com suas santas mãos e disse: “Estas flores são o sinal que levarás ao Senhor Bispo. Diz que olhe nelas meu desejo, para que construa meu templo. E sabe que muito vou a glorificar pelo teu trabalho e pelo teu cansaço. Em ti que é meu mensageiro está colocado minha confiança”.

Quando Juan Diego chegou ao palácio do Bispo, depois de muito esperar conseguiu logro encontrá-lo. Primeiro Le contou tudo o que havia visto e escutado e quando terminou seu relato disse: “Aqui tens as flores, faz o favor de recebê-las”.

Juan Diego começo a abrir seu manto e tirar as flores. Ali mesmo começo a ver a imagem da Santisima Virgem de Guadalupe que se havia quedada gravada no seu manto, ela se havia estampado na tilma (tela que os indígenas usavam para protegesse do frio) de Juan Diego na mesma forma e figura que está hoje na sua casa de México.

Esta é a historia da Virgem de Guadalupe a qual é nossa protetora e intercessora junto ao povo Mexicano e toda America Latina.

Como rezamos ao final das celebrações a benção assim também os convidamos a rezar: “Doce Mãe não te afastes, tua visão de nós não apartes, vem com nós a todas partes e sozinhos nunca nos deixe. Já que nos protege tanto como verdadeira Mãe, faça que nos abençoe o Pai, o Filho e o Espírito Santo. Amém”.




Clique nas fotos para ampliar